Mira
Sácame de aquí, llévame lejos. Mar o montaña, monte o collado, quiero respirar. El color de tus ojos me confunde, malva o azul, lo importante es el cambio. Todo evoluciona o todo se mueve… menos tú.
Sácame de aquí, llévame lejos. Mar o montaña, monte o collado, quiero respirar. El color de tus ojos me confunde, malva o azul, lo importante es el cambio. Todo evoluciona o todo se mueve… menos tú.
Última hora: El premio Planeta Antón Jurado aparece ahorcado en su segunda residencia. El escritor de novelas de misterio terminó como muchos de sus protagonistas: calvo, solo, triste y con un whisky en la mano.
Lo de anoche era de animales.. El ruido: colosal. Todos nos mirábamos . La mañana abrazaba aquella plaza como una madre cansada a su hijo. Un payaso gritó: “Ojo, la mamba.” Callamos. Solo se escuchaban los sorbos.
¿Qué son las miradas si no un suspiro? Lo no verbal reina en nuestros corazones. Recuerdo el día durmiendo la noche. Auxilio pido en desahogo. Corre. Vendrán.
La vio entrar. Sintió ardor en su pecho. El color añil de su pelo jugaba con las luces del bar.
A su lado, su mujer le segó con la mirada, fría como la hoz que cosecha el campo.
Tu fuego es mi salvación. Es el nacimiento del nuevo día lo que me hace libre. Quizá no haya sido un error mi boca fundida en la tuya. El tiempo corre, acércate y déjate gozar.
Le gusta pertenecer al grupo de escritores, pero más ser docente. Le evade de la incertidumbre y le hace reír. En los días malos se enciende cual fósforo en llamas, en los buenos, vive la felicidad.
El humo de la hoguera no consigue abrazarlo. El aterrador frío recorre su cuerpo. La montaña alberga emociones ambiguas. Su estómago cruje. Este lobo era su amigo. Ahora, su comida
¿Por qué lloran mis ojos?
Mujer fatal, actriz quizás, su cuerpo – templo de la imaginación. Muchos se perdieron, otros jamás regresaron. Los atrapa con su mirada, su pelo ocre levanta pasiones..
Me desperté empapado de sudor. Ay, Calderón de la Barca.
Ella no llega. Un segundo que se hace una vida. Toda una vida en este segundo. Y la ingravidez se torna estruendo y polvo. Entre este, por fin llega la parca a recogerme del accidente.
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