Javi Abellán
Alta, erguida, orgullosa, recorre el sendero que abraza al collado. Lleva la marca, quiere que se vea el color malva. Cada insulto la humilla, cada paso la hace más fuerte.
Alta, erguida, orgullosa, recorre el sendero que abraza al collado. Lleva la marca, quiere que se vea el color malva. Cada insulto la humilla, cada paso la hace más fuerte.
Los ojos de Nuralem brillaban de emoción al destapar el misterio en el que tanto había trabajado. El sobrecogido jurado lo veía latir con contundencia. Estaba vivo. Tenían un ganador.
Con poco es feliz la mamba. En un mundo colosal para ella, casi nada pasa. Con paciencia espera. Viste su sonrisa maliciosa. Según pases cerca, una mordedura certera.
¡Qué pesado estás con las miradas! Eres más tonto… como si estuvieras pidiendo auxilio. ¿Un corazón herido? Mira tío, conmigo o con cualquier otra: o te atreves o no molestes.
Las palabras se marchitan con el desuso y mueren con el olvido. ¿Puedes caminar por la hoz? ¿Se puede injertar un añil? Alguien por ahí sabe la respuesta… ¿Y tú?
Un nacimiento indicado por los astros. Regalos traídos del lejano oriente. Brasas donde antes hubo fuego. Una esperanza para el mundo. Los reyes marchan, los pastores guardan. Comienza la historia.
Antes usaban fósforo. Cuando no había grafito, los escritores usaban fósforo. Eran como alquimistas. Escribir era más difícil. Eran tiempos románticos. Cada palabra contaba. Se borraban, pero no se olvidaban.
Tú te crees la hostia. Un cazador. El lobo ibérico, cabeza de jauría. Eres un mierda. Tú y tus amigos no sois más que descerebrados. Todas las bravuconadas, sólo humo.
Fue buena actriz. Ahora tenía las uñas largas y llenas de mierda. Los dientes ocres. La cara muy maquillada. Pero seguía siendo buena actriz, y se salió con la suya.
No será un accidente, será premeditado. Sobrevenido. Esta noche tú y yo nos vamos a amar. El polvo de tu vida. No lo olvidarás. Sí, serás para mí por siempre.
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