Propina del finde anterior (Javi Físico)
Sus miradas se cruzaron un instante. Ambos sabían que no acudiría en su auxilio. Blancanieves continuó su camino mientras el Principe Azul enfrentaba la turba indignada contra su reinado tiránico.
Sus miradas se cruzaron un instante. Ambos sabían que no acudiría en su auxilio. Blancanieves continuó su camino mientras el Principe Azul enfrentaba la turba indignada contra su reinado tiránico.
La caza de la mamba comenzó otro año. Sigilo, velocidad, agudeza, certeza y direción. Pero no sólo eso se necesitaba para poder dar caza a colosal presa.
“Por qué te llaman el Mamba Colosal?”
“Has estado en mi show, creo que es bastante obvio.”
“Es verdad, es que se me da muy mal romper el hielo.”
“Si, yo también odio las primeras citas.”
<<Mamba Colosal – Caution: Extreme Biohazard>>
Wu Tzu miraba horrorizado la etiqueta del pequeño vial roto en el suelo del vestuario.
-Ríete de la COVID- pensó estúpidamente mientras el virus iba paralizando su sistema nervioso central.
Un puñadito de feroces hormigas de fuego. Un diente del colosal oso polar. Y el toque final, sangre de mamba negra. Emplatado delicadamente lo acercó al jurado.
Los encontrarían muertos por la tarde.
¿Qué son las miradas si no un suspiro? Lo no verbal reina en nuestros corazones. Recuerdo el día durmiendo la noche. Auxilio pido en desahogo. Corre. Vendrán.
Silencio sepulcral. Todas las miradas estaban puestas en un único tramo de la calle. Emoción contenida. Algún empujón que otro. De pronto, sonaron los tambores. El anuncio de su llegada. Ella, Maria Auxiliadora, la Virgen del Auxilio, estaba a punto de pasar. La esperanza volvía.
De repente se siente objeto de miradas. Demasiadas. Camina cada vez más deprisa, ¿hay que pedir auxilio?. Tropieza. Traga saliva, pero la garganta sigue igual de seca. Una farola, luz, oasis, por fin algo de paz.
Notó sudor en sus manos pero no saliva en su boca. Sus miradas de auxilio no encontraban respuesta. Nadie le ayudaría.
“Insisto Sr. Farray, ¿puede compartir el chiste con el resto de la clase?”
Todas las miradas se posaban en la estrella de fuego que caía del cielo.
¡Auxilio! – gritaban los estegosaurios.
¡Socorro! – exclamaba el triceratops.
Hoy por ti, mañana por mi – sonrió Dios.
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